Trump anuncia aranceles del 25% a todos los coches importados a EE.UU.

La medida, de gran impacto económico, fue anunciada en un discurso incluido en la agenda a última hora, justo cuando arrecian las críticas por la filtración de planes militares sobre Yemen desde el interior de su Gobierno en un chat en la aplicación móvil Signal.

El presidente aseguró que estos impuestos forman parte del paquete comercial que presentará el 2 de abril, fecha que ha bautizado como el «Día de la Liberación en América». Ese día anunciará más aranceles recíprocos.

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Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva YOrk

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Trump justificó su nuevo arancel del 25% a los vehículos importados porque, según dijo, esta medida compensará los 100.000 millones de dólares que, según él, Estados Unidos pierde cada año por importar coches del extranjero. El presidente aseguró que, a largo plazo, espera que el país recaude entre 600.000 millones y un billón de dólares por esta vía.

«Vamos a crear muchos trabajos en el sector automovilístico», afirmó Trump desde la Casa Blanca. «Porque si construyes los coches en Estados Unidos, no pagas aranceles». La medida busca reforzar su apuesta por el proteccionismo industrial, alentando a los fabricantes a trasladar la producción a territorio estadounidense para evitar el nuevo castigo arancelario.

Afirmó que no se aplicarán tarifas a los automóviles si se fabrican en el país, y adelantó que varias empresas ya buscan terrenos para instalar plantas. Habrá un arancel del 25% a vehículos ligeros y también se impondrán tarifas similares, dijo, a productos farmacéuticos.

Trump aseguró que «esto va a impulsar un crecimiento como nunca se ha visto» y que llevará a la construcción de «muchas plantas, en particular automotrices». Afirmó además que los precios «van a bajar» gracias a los incentivos para que compañías y países produzcan en EE.UU.

Trump ya ha impuesto un arancel del 20% a todas las importaciones procedentes de China, así como tarifas del 25% a productos de México y Canadá, aunque en el caso de la energía canadiense se aplica un impuesto reducido del 10%. Algunas partes de los aranceles a México y Canadá, como los que afectan al sector automotriz, han sido suspendidas temporalmente. Esa exención de 30 días vence en abril.

Y este nuevo arancel se suma a una cascada de medidas similares que la Administración Trump ha lanzado en las últimas semanas y que afectan de lleno a España. La más reciente, ya firmada por decreto, impone un arancel del 25% a cualquier país que compre petróleo o gas al régimen de Nicolás Maduro.

Entre los países afectados figuran España, China y Cuba. En este caso, la decisión final sobre su aplicación concreta a España recaerá en el secretario de Estado, Marco Rubio, que hasta ahora no ha respondido a la solicitud de contacto de su homólogo español, José Manuel Albares.

Además, la Casa Blanca trabaja en el paquete de aranceles recíprocos dirigido a países europeos que aplican impuestos considerados por Washington como injustos. En el caso de España, el IVA del 21% es señalado como un obstáculo al comercio, y fuentes del sector indican que podría dar pie a un nuevo arancel del 21%, lo que, sumado al castigo por comprar crudo venezolano, situaría la penalización total en un 46 %.

En 2022, España exportó bienes a EE.UU. por 31.200 millones de dólares, con un superávit de 4.000 millones a favor de Washington. El nuevo esquema arancelario pone en riesgo ese equilibrio.

España, como el resto de países, ya sufre desde el 12 de marzo un arancel del 25% al acero y al aluminio, lo que, según la Cámara de Comercio, podría reducir en un 10,4% el valor de esas exportaciones. Otros sectores llevan años soportando barreras: la aceituna negra española arrastra un arancel del 31% desde 2018, un golpe directo al sector agroalimentario, en particular en Andalucía. También el sector eólico está siendo castigado: desde marzo se ha reactivado un arancel del 28,5% a torres eólicas fabricadas en España, afectando a empresas como Windar Renovables y Haizea Wind.

La Comisión Marítima estadounidense estudia además sanciones a navieras españolas por haber negado acceso a puerto a barcos mercantes con material destinado a Israel. Y todo esto se da en un contexto de creciente desconexión entre Madrid y Washington: España, a diferencia de otros países europeos, carece hoy de interlocución directa activa con los principales responsables de política comercial del Gobierno de Trump.

El anuncio de este nuevo arancel sobre automóviles —el más simbólico hasta ahora— no solo agita al mercado, sino que se percibe como un intento del presidente por retomar el control de la narrativa pública en plena crisis por la filtración de planes de ataque a Yemen.

La Casa Blanca insiste en negar que se compartiera información clasificada, pero las demandas judiciales, las peticiones de dimisión y los interrogatorios en el Congreso a sus altos mandos están marcando la agenda.